Cuándo WordPress es la Mejor Opción (y Cuándo es un Error Usarlo)

El cliente siempre lleva la razón, el que paga manda… estas son algunas frases que se utilizan para ejemplificar el poder que tiene la persona que compra o realiza el encargo. Yo, como desarrollador, no siempre estoy de acuerdo con estas máximas.

Aunque es cierto que el cliente debe tener un cierto poder de decisión, nosotros, como desarrolladores y expertos que se supone que somos, tenemos que hacer valer nuestro conocimiento y experiencia para guiar al cliente a tomar las decisiones más correctas para su proyecto.

Como desarrollador freelance, me he encontrado en diferentes proyectos que el cliente ya viene con una idea establecida en su cabeza sobre la tecnología que quiere para realizar su proyecto. Que si WordPress, que si microservicios por un lado, la última versión de React por otro… o simplemente el framework de moda en ese momento.

Esto, de por sí, no está mal, no es un problema. El problema llega cuando te dice qué es lo que quiere realizar como proyecto. Ahí, a menudo, ves que esas tecnologías no tienen cabida.

Y esto no es porque no se pueda realizar este proyecto con ellas, sino que en la mayoría de casos, utilizar estas tecnologías es un problema de sobreigeniería.

No necesitas WordPress (ni 3 Framewoks) para una simple Landing Page

Un caso bastante común que me encuentro es el de un cliente que quiere realizar una landing page, o sea una página única, para un caso muy concreto, como puede ser una campaña de ADS para vender un servicio o un producto.

Es un servicio bastante recurrente porque la mayoría de negocios necesita en algún momento promocionar algo puntual y captar leads rápidamente. Pero aquí es donde veo el primer error habitual: asumir que necesitas montar todo un WordPress para eso.

Pausa.

La sobreingenieria y wordpress
Imagen de Mcanan.uy

¿De verdad necesitas un CMS entero, base de datos, plugins y un servidor solo para mostrar un formulario y un par de imágenes? Es como alquilar un estadio para jugar con una canica. No tiene sentido técnico ni económico.

Y no solo pasa con WordPress. Otro error muy frecuente es querer meterle dos frameworks de JavaScript, un framework de CSS completo y pesado (Bootstrap, Tailwind, Bulma) y hasta librerías de animaciones que suman decenas o cientos de kilobytes… todo para mostrar una imagen, un texto y un formulario.

Al final terminas teniendo una landing de 2 MB que tarda 5 segundos en cargar, solo porque “suena profesional” decir que usas React, Vue o Tailwind. Pero nada de eso aporta valor real en un proyecto tan simple. De hecho, perjudica: peor rendimiento, mayor complejidad y más probabilidad de errores.

Hay soluciones mucho más simples, eficientes y baratas:

  • HTML/CSS/JS puro o generadores estáticos (Eleventy, Astro, Hugo). Perfectos para algo simple, rápido y sin mantenimiento.
  • Frameworks JAMstack o SSG avanzados (Gatsby, Nuxt, SvelteKit en modo estático). Ideales si quieres más modularidad o integraciones, pero sin complicar el deployment.
  • Hosting estático (Netlify, Vercel, Cloudflare Pages). Sencillo, barato, con performance de primera.

El problema de elegir WordPress o un stack gigante de frameworks “porque es popular” es que introduces complejidad innecesaria: seguridad (plugins desactualizados o vulnerables), mantenimiento (actualizaciones constantes), mayor hosting, backups, build más complejas, etc.

Para una landing page de campaña de pago por clic, lo importante es que cargue rápido (mejorar conversiones), sea barata de mantener y se pueda modificar con facilidad. Todo eso se logra con soluciones mucho más simples y enfocadas al objetivo.

Cuándo sí tiene sentido usar WordPress (u otra tecnología)

Hasta ahora he hablado de los problemas de sobreingeniería, pero no se trata de demonizar WordPress ni ningún framework o herramienta moderna. Todo tiene su lugar y su momento.

WordPress, por ejemplo, es muy útil y recomendado en ciertos contextos. Es especialmente práctico cuando necesitas:

  • Un blog o sección de noticias fácil de actualizar.
  • Un CMS para manejar decenas o cientos de páginas y categorías.
  • Plugins e integraciones ya hechas (SEO, ecommerce, membresías).
  • Un panel de administración que tu cliente pueda usar sin tocar código.

También vale la pena considerar stacks más complejos cuando:

  • El proyecto tiene funcionalidades dinámicas (formularios avanzados, dashboards, filtros en tiempo real).
  • Hay lógica de negocio que justifica un frontend moderno.
  • Se necesita gestión de contenidos por varios roles o flujos de aprobación.
  • Existe la visión de escalar o extender el proyecto más adelante (tienda online, integraciones externas, etc.).

Aquí es donde entra en juego la responsabilidad del desarrollador. Somos nosotros quienes debemos analizar las necesidades reales del proyecto, evaluar opciones y explicar al cliente por qué una tecnología es más adecuada que otra. Tomar esas decisiones de forma informada es parte esencial de nuestro trabajo profesional, para evitar problemas de mantenimiento, costes innecesarios o resultados por debajo de lo esperado.

El reto está en encontrar el equilibrio justo: ni simplificar en exceso ni complicar el proyecto más de lo necesario. Y para eso es clave tener criterio técnico y la capacidad de guiar al cliente con argumentos sólidos y realistas.

Conclusiones

La tecnología es solo una herramienta, no un fin en sí mismo. A la hora de planificar un proyecto web, lo más importante es entender realmente qué problema se quiere resolver y elegir la solución más simple, efectiva y sostenible.

El error más común que veo es decidir primero la herramienta y después tratar de encajar el problema en ella. WordPress, React, Tailwind o cualquier framework moderno tienen muchísimas virtudes, pero no son universales ni mágicos. Usarlos cuando no hacen falta solo suma costes, mantenimiento y complejidad sin aportar valor real.

Como desarrolladores, tenemos la responsabilidad de analizar el alcance del proyecto con honestidad y guiar al cliente para tomar decisiones fundamentadas. A veces eso significa decirle que no necesita un CMS ni un stack moderno para su landing page. Otras veces significa explicarle por qué sí los va a necesitar si quiere escalar, gestionar contenido dinámico o delegar tareas de actualización.

Nuestro rol no es ser simples implementadores de caprichos, sino consultores técnicos capaces de traducir necesidades de negocio en soluciones viables y bien pensadas. En última instancia, el éxito de un proyecto no depende de cuántas tecnologías populares tenga, sino de lo bien que resuelve el problema para el que fue creado.

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Julián Campos
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